26 de gener del 2012

Noches blancas de París i Todos los sueños del mundo - Theresa Révay

Noches blancas de París i Todo los sueños del mundo són els dos llibres que formen la saga de Theresa Révay amb temàtica històrica/romàntica.
Vaig llegir-los ja fa un temps però el record que en tinc, encara és molt bonic. El primer, parla sobretot d'una història d'amor apassionada marcada per una Europa al abisme del totalitarisme durant els anys 20 fins als 50. El segon, transcòrrer durant la Segona Guerra Mundial i serà la continuació de la vida dels personatges.


Algunes cites que en destaco són:

“Siempre había concedido importancia a las primeras impresiones. Se dice de ellas que no engañan, y como era alguien instintivo le gustaba creer en el ardor de la primera mirada, cuando todavía permanece desprovista de cualquier artificio o cálculo, marcada por la curiosidad y a veces por la inquietud, ese instante en que la mirada del tímido se parece a la del aventurero y se apropia de la persona o del paisaje que se ofrece ante él…”

“Bajo aquella lluvia fina a la joven todo le parecía gris. De un gris ingrato, apagado y sin imaginación, el de las almas abandonadas y el de los sueños incumplidos.”

“Cuando dos cuerpos se desean, se reconocen enseguida. La pieles queman de pronto por el deseo de tocarse, todo lo que las separa se hace insoportable. El instante queda suspendido, incandescente, mágico y terrible a la vez. Por otra parte se quiere todo, inmediatamente, una rendición absoluta, de ahí esa violencia del beso que a veces se convierte en mordisco, porque es necesario a la vez poseer, estrechar, abrazar, empezando por la cara y los labios, naturalmente, primero la boca, siempre, para probar la piel del otro que se ha hecho irresistible, descubrir su sabor particular y único, el perfume de su carne, y en ese mismo momento surge la angustia, un tormento desordenado, cuando la exigencia resuena en lo más hondo de las venas…”

“Ese día había descubierto que se podía amar sin ser amado, y había adivinado que ésa es una herida que no se cierra nunca…”

“Fue ella quien avanzó hacia él y le sujeto la cara entre las manos. Sintió su aliento sobre su boca, y sus labios se rozaron. Ella apretó su cuerpo contra él, él la rodeó con los brazos, y esa angustia tan súbita como humillante se disipó. El mundo a su alrededor volvió a colocarse en un sitio, y todo estaba bien, y todo era justo.”

“A medida que la fiebre se apoderaba de ellos, que la fiebre se deslizaba por sus flancos, adivinaba confusamente que se estaban marcando para siempre, que cada gesto, cada beso, cada herida les unía de manera ineluctable, y como era demasiado tarde para echarse atrás se dejaban llevar, y en eso también había valentía, mientras su deseo se transformaba por una extraña alquimia en ternura, escucha y ardor…”

“Les había bastado con reencontrar la piel del otro, rozar el interior de una muñeca en la que las venas se entrelazaban, para comprender que esa atracción se levaba por delante sus miedos y sus orgullos, y que nada puede contener las exigencias de la pasión.”

“El amor adúltero es una historia de eclipse. Parcelaria. Se reduce a estallidos de cristal con asperezas cortantes. Siempre hay uno que espera al otro, con las manos vacías y el corazón en vilo, como en el andén desierto de una estación.”

“La vida no es esto. (…) La vida es esa llama que nos guía a cada uno. Es creer en algo que no es forzosamente tangible, que no se mide, pero que nos inspira y nos permite hacernos mejores de lo que somos. ¿De qué sirve una armadura si sólo contiene viento?”

“Porque comprendía al fin, (…), que no sirve de nada querer dominarlo todo, que las murallas que se levantan a costa de grandes esfuerzos pueden convertirse en tumbas, y que lo único que cuenta es el deseo y la esperanza, con todo lo que tienen de inaprensible y excitante”.

“Había sido demasiado joven para entender esas sutiles resonancias entre los diferentes amores que componen una vida, ardores tan breves y violentos como una tormenta de verano o infinitamente más profundos, reflejados hasta el infinito en los espejos de una misma alma”.

“De vez en cuando soltaba una risa espontánea, y su alegría era tan absoluta que resultaba imposible no compartirla”.

“Hay que amar de verdad para captar el momento en que el otro se escapa de ti. Hay que amar todavía más para guardar silencio”.

“Secretamente, siempre había sabido que volvería a él y había tenido la debilidad de creer que bastaba con dejar que el tiempo hiciera su trabajo. De todas las valentías, la de amar había sido la única que le había faltado”.

“Transportaba consigo, como un silencio, todas esas emociones que con anterioridad habían hecho de él un hombre feliz”.

“¿En qué se adivina la transformación de una amistad? ¿Un pulso más rápido, un temblor incontrolado, una mirada que ya no se contenta con rozar, sino que atraviesa para llegar hasta lo que cada uno considera más secreto?”


“Los encuentros dibujan el camino de una existencia, y esto es así duren unas horas, unos días o toda una vida” - Todos los sueños del mundo

“Tu más bella victoria es también tu mayor desafío, y es la de ser libre. Libre de contemplar el abismo hasta hundirte en él y libre de dejar que la vida triunfe”. - Todos los sueños del mundo